27 de abril de 2009

Assim diz o mestre:

El esfuerzo de escribir un cuento corto es tan intenso como empezar una novela. Pues en el primer párrafo de una novela hay que definir todo: estructura, tono, estilo, ritmo, longitud, y a veces hasta el carácter de algún personaje. Lo demás es el placer de escribir, el más íntimo y solitario que pueda imaginarse, y si uno no se queda corrigiendo el libro por el resto de la vida es porque el mismo rigor de fierro que hace falta para empezarlo se impone para terminalo. El cuento, en cambio, no tiene principio ni fin: fragua o no fragua. Y si no fragua, la experiencia propria y la ajena enseñan que en la mayoría de las veces es más saludable empezarlo de nuevo por otro camino, o tirarlo a la basura. Alguien que no recuerdo lo dijo bien con una frase de consolación: "Un buen escritor se aprecia mejor por lo que rompe que por lo que publica". Es cierto que no rompí los borradores e las notas pero hice algo peor: los enché al ovido.

Gabriel García Marquez
, em Doce cuentos peregrinos.

2 comentários:

Bruna Hercog disse...

...acho que estamos lendo o mesmo livro...rs

tássia disse...

ah é? he he he
não é de se admirar ;)